Exclusiva: Astrid Rivera de Despierta América cuenta cómo está ayudando a otras sobrevivientes de abuso sexual

En Despierta América, Astrid Rivera rompió a llorar al revelar que fue abusada por un tío de su mamá cuando era una niña. Ahora la periodista revela cómo ayuda a otras víctimas de violencia sexual.

Entre lágrimas, Astrid Rivera reveló en Despierta América (Univision) que había sido abusada sexualmente por un tío de su mamá cuando ella era una niña.

"Una de las cosas más importantes en casos como este es que si tu hija te dice una cosa como esta tú siempre le creas porque cuando yo tenía 7 años yo pasé por una situación similar con un tío de mi mamá", contó en mayo del 2022 al hablar del caso del actor y cantante mexicano Ricardo Crespo.

"Yo compartí mi historia al mundo en Despierta América porque me quebranté cuando estábamos hablando de una chica que había sido abusada sexualmente por su papá. Llevábamos meses hablando de temas como el de Sasha Sokol, Alicia Machado, que han dicho han sido víctimas de violencia sexual. Cada vez que yo tenía que educar sin hablar desde mi experiencia yo sentía que nadie iba a entender, porque era como si una pieza en el rompecabezas estuviera suelta", cuenta la periodista puertorriqueña a People en Español.

"Cuando hablé fue liberador. Fueron cadenas que rompí, pude decírselo a mi papá por primera vez. Yo lo dije y tan pronto salí lo primero que hice fue agarrar el teléfono y llamar a mi papá. No quería lo supiera leyéndolo, ni que alguien lo llamará antes que yo. Yo sí estaba preparada para contar mi historia", añade. "Mi familia estaba sorprendida, a mi mamá le dolió mucho porque hay un dedo señalador que la responsabilizaba a ella. Mi mamá hizo lo que pudo, con las herramientas que tenía a la mano".

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Astrid Rivera
Tamara Figueroa/ @tamorawfoto

La periodista confiesa que durante años se sintió culpable por la agresión, aunque ella fue quien la sufrió. "Muchos comentarios de personas diciendo todo lo que hubiesen hecho distinto para 'protegerme' de mi agresor. "Pero ya no hay nada que hacer, hay responsabilidad que todos en una familia deben asumir, desde el violador hasta el adulto en el mismo techo que no se dio cuenta", dice Rivera. "Esa responsabilidad no me toca a mí como sobreviviente asumirla, ni sanarla, sino a los adultos. Yo me liberé de mi culpa, que la tuve muchos años. No fue mi culpa, y estoy sanando mi corazón, mi alma".

Rivera, de 38 años, también está ayudando a otros sobrevivientes de violencia sexual a sanar. El abuso sexual es "una pandemia silenciosa", afirma ella. "Ocurre más de lo que pensamos y se habla menos de lo que se debería".

FEEL
Cortesía

Por eso ha creado la plataforma digital FEEL (Florece, Educa, Empodera y Lidera). "Con la plataforma buscamos crear conciencia, dar información en español, dar herramientas para lidiar con el trauma y con lo sucedido, crear un espacio seguro para quienes no se atreven a hablarlo y recursos para que puedas tener acceso a la terapia que es tan importante, a un ginecologo, o a un abogado para aquellas que desean denunciar a su agresor", dice Rivera.

FEEL
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"Ya no se puede cambiar el abuso sexual como tal, ya es algo que ocurrió, pero sí se puede cambiar cómo manejas tu vida después del trauma. Puedes recuperar tu vida tanto física, mental y espiritualmente", añade la comunicadora.

Astrid Rivera
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Ella es un ejemplo de ello. ¿Qué la ha ayudado a sanar? "Ha sido un proceso como una montaña rusa, el proceso es largo, aprendes a vivir con él. La única diferencia es que no es lo mismo vivirlo sola, que vivirlo en comunidad con otras mujeres que te entienden", afirma. "Mi fe ha sido una parte primordial, siempre necesitamos algo sobrenatural que nos permita sentirnos que hay algo que por que luchar. Dios ha sido mi refugio, con fe puedes caminar la vida llena de dolor y traumas, puedes seguir adelante aunque el corazón esté roto".

Buscar la ayuda de un profesional de salud mental fue un paso importante. "La terapia para mí ha sido vital. He leído tanto sobre el tema que ya cuando me vienen los recuerdos, cuando tengo ganas de llorar, yo misma puedo canalizarlo. El haber contado mi historia hace año y medio me ha permitido liberarme, y yo también he sanado escuchando las historias de otras mujeres y estando allí para ellas", dice Rivera. "No todas las mujeres abusadas sexualmente están listas para contar su historia, y siempre digo que no es al tiempo de la sociedad, sino al tiempo de la sobreviviente. No deben sentirse presionadas, pero buscar ayuda es importante, siempre alguien está dispuesto a escucharte, a darte un abrazo cuando lo necesites".

Astrid Rivera
Tamara Figueroa/ @tamorawfoto

Rivera tiene tres hijos —Gio, Lia y Luca— y asegura que ha hablado con ellos sobre el abuso sexual.

"Sí hablé con ellos, le mencione sobre lo que había pasado", cuenta ella. "Pero esta generación todo lo sabe antes de tú hablar con ellos. Mi hijo Luca de 9 años haciéndome una búsqueda en el internet leyó la noticia. Y tan pronto llegué a buscarlo del colegio el me preguntó qué significaba que yo había sido abusada. Entonces allí hable con él, y una de las primeras cosas que le dije fue que no necesariamente porque me haya pasado a mi le pasará a él, ni a sus hermanos. Estoy criando niños conscientes, pero sin miedo. Sin miedo a hablar, sin miedo a decir que no, sin miedo a contarme las cosas. Tampoco quiero niños desconfiados, más bien quiero niños que entiendan el respeto".

Rivera dice que es un tema que los padres deben abordar con sus hijos. "[Hay que explicarles] que cuando es NO, es no. Que en el espacio del cuerpo ellos son los que deciden y si alguien no está dispuesto a respetar ese espacio, esa persona no es ni su amiga, ni los quiere. Hablar en confianza es importante, darle las herramientas para que sepan que pueden decirte las cosas y que tú vas a escuchar antes de reaccionar. Yo les pregunto directamente si alguien les ha tocado, si les han dicho algo que ellos no se sientan cómodos sobre su cuerpo. Yo tengo tres hijos y esas preguntas las hago individualmente, no en colectivo. Guardando su privacidad, una conversación íntima. No quiero que se cohiban".

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Hoy, 19 de noviembre, es el día contra el abuso sexual infantil, pero la lucha es diaria y hay un largo camino por recorrer para erradicarlo.

Algo que Rivera les dice a sus hijos es a no guardar silencio si algo los hace sentir incómodos. "Nos enseñaron que si un adulto te pide un beso de saludo hay que darlo, pues yo les he enseñado que si no desean no tienen porque hacerlo, sin ser groseros o faltar el respeto. Y lo más importante es que si un adulto te dice 'NO LE DIGAS A NADIE', allí es cuando más rápido me lo tienen que decir".

Como padres, hay señales que nos pueden indicar si un niño ha experimentado abuso sexual. "Hay varias señales, tanto físicas como emocionales. Las físicas siempre mirar si hay sangrado, morenotes, si le duelen sus genitales. Como mamá hay que verificárselos en momentos cuando se bañan si es algo que no se ve a simple vista", dice Rivera.

"En mi caso yo cambié mi forma de vestir para que no me miraran el cuerpo. Comencé a usar ropa ancha", recuerda. "Muchos niños se aíslan, bajan las notas, están irritados. Y no quieren ir a lugares específicos. Por ejemplo si usted llevaba a su hijo a casa de una persona conocida o de confianza y de repente ese hijo no quiere ir a ese lugar, pregúntele porqué no, qué le pasa. Confíe en su hijo, dele herramientas de confianza y hágase presente. ¿A dónde va, con quién va? Verifique los lugares que frecuenta, con quién habla, quién le procura", aconseja.

Astrid Rivera
Tamara Figueroa/ @tamorawfoto

Hoy agradece sentirse plena como madre, profesional y esposa. "Agradezco estar viva, no todas las niñas abusadas sexualmente viven para contarlo. Ni tienen la fuerza para hablarlo, y sanar", reconoce.

"He sanado entendiendo que a pesar de todo lo que me pasó, mi vida era valiosa y no podía desperdiciarla quedándome en sufrimiento. Agradezco la plataforma que tengo para poder educar y ayudar a otras mujeres. El poder leer, el poder tener herramientas. Me da fuerzas querer ser la mejor versión de Astrid para mi misma, y para mis hijos. Mis hijos merecen lo mejor de mí como mama, y yo me merezco lo mejor de mí como mujer", afirma.

Los mensajes de otras mujeres que le han confesado que su testimonio las ha ayudado a desahogarse la llenan de fuerza. "Ayudar a las sobrevivientes significa que pueden darle voz a lo que pasó, que no vivan toda la vida intentando entender que les pasó. Yo quisiera no leer a mujeres de 70 años contándome que fueron abusadas sexualmente y por no hablarlo ni buscar ayuda nunca tuvieron un hijo, o que nunca se casaron debido a ese trauma. Yo quiero que sepan que hay salida, que hay sanación, que del dolor, de esas cenizas, puede florecer una hermosa flor".

"Todas las mujeres abusadas sexualmente necesitamos justicia", afirma Rivera. "Justicia en un caso de abuso sexual, no necesariamente es ver al agresor tras las rejas… la mayoría de las veces es PODER SANAR sin tener que enfrentarnos a un escrutinio innecesario. Justicia también significa espacios seguros, no invalidar lo que siente la sobreviviente, también es soltarla de la carga de la denuncia. No todas quieren, ni están preparadas para denunciar. El sistema es difícil, te hace exponerte a un escrutinio y un señalamiento muy injusto".

El Movimiento Me Too trajo más visibilidad a esta realidad. "Es como una cadena, cuando una habla es como si otras cogieran fuerzas y hablaran también", dice Rivera. No puedo decir que amo cada vez que una mujer decide hablar sobre su abuso sexual de niña porqué no es bonito, sé del trauma y todo lo que tuvo que pasar antes de decidir hablar. Pero sí me da alivio saber que va en proceso a su sanación, ya reconoce que no fue su CULPA y poco a poco entiende que hay otras dispuestas a apoyarla y a escucharla. La que no desee hablar, no está obligada, pero que sepa que hay un ejército de otras mujeres que la abraza en silencio, añade.

Las sobrevivientes de abuso sexual no deben ser estereotipadas, enfatiza ella. "Una de las cosas importantes es entender que no hay que cumplir con cánones específicos , ni características específicas para ser vistas como sobrevivientes ante la sociedad. No todos los abusos ni acosos sexuales se manifiestan en dolor, en llanto, de primera instancia. Podemos ver a una mujer feliz, cumpliendo sueños, viajando el mundo, sonriendo, en fiestas, celebrando y esa también pudo haber sido abusada sexualmente. No hay víctima, ni sobreviviente perfecta", concluye.

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